El reciente Mundial Femenino Sub-20 dejó importantes lecciones para el fútbol femenino colombiano, destacando el papel de las selecciones asiáticas, en particular de la RDP Corea, que se coronó campeona tras vencer a Japón en una emocionante final en El Campín. Este torneo no solo fue un espectáculo, sino también una oportunidad invaluable de aprendizaje para el desarrollo del fútbol femenino en el país.
Nivel de Competencia
Isabella Echeverry, exjugadora de la Selección Colombia, subrayó la diferencia crucial entre los Mundiales Sub-17 y Sub-20: en este último, la experiencia y el profesionalismo son fundamentales. Selecciones como Japón, DPR Corea, Estados Unidos y Países Bajos llegan con jugadoras que compiten a un alto nivel, acostumbradas a la presión y al trabajo en equipo. En contraste, Colombia aún enfrenta desafíos en la preparación, evidenciando la falta de rodaje competitivo, lo que se tradujo en un desgaste físico que afectó su desempeño en los cuartos de final.
Sin Excusas
Una de las enseñanzas más valiosas de las selecciones asiáticas fue su capacidad de competir sin excusas. A pesar de los desafíos logísticos y de altitud, nunca se quejaron. Este enfoque profesional les permitió concentrarse en lo que realmente importa: el rendimiento en la cancha. La experiencia de estas selecciones muestra que, para Colombia, el reto es aprender a canalizar el talento existente y adoptar una mentalidad ganadora.
Anfitrión de Lujo
Colombia brilló como anfitrión, destacándose en organización y asistencia. Con una impresionante cifra de 373,493 espectadores a lo largo del torneo, se demostró que el fútbol femenino puede atraer a grandes multitudes. La final entre DPR Corea y Japón, aunque no contaba con el atractivo local, aún reunió a 32,908 aficionados. Esto refuerza la idea de que el fútbol femenino no solo es viable, sino que también puede ser un gran espectáculo.
Reflexiones Finales
Este Mundial ha dejado claro que el fútbol femenino en Colombia tiene un gran potencial. A medida que el país sigue creciendo en este deporte, la clave será combinar el talento natural con un enfoque profesional y una mentalidad competitiva. La experiencia adquirida en este torneo servirá como un trampolín hacia un futuro prometedor en el fútbol femenino nacional.